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martes, 10 de abril de 2018

Reactivan navegación en el eje fluvial Orinoco-Apure


El gobernador del estado Apure, Ramón Alonso Carrizales restituyó este viernes el paso por eje fluvial del Orinoco, ubicado en esa entidad federal, uno de los primeros a nivel mundial en puentes elevados.
"Este hecho histórico permitirá reabrir la navegación de alto calado por el río Apure y la reactivación del Eje Orinoco- Apure, luego de más de medio siglo de cierre".
"Tendremos una autosuficiencia en nuestras operaciones petroleras. Nos permitirá ahorrar una tremenda cantidad de dinero y tiempo", explicó más adelante el ministro de Petróleo y Minería, Eulogio del Pino.
Asimismo, comunicó que fue hecho con mano de obra venezolana y se tiene previsto el plan de 100 megavatios, de los cual "estamos capacitando 60".

Proyectos en función del Eje Orinoco-Apure


A fines de octubre de 1982, investigadores se preguntaban si el  Ministerio del Ambiente y Recursos Renovables habían hecho estudios ecológicos previos con relación al anunciado proyecto “Eje de Navegabilidad Apure-Orinoco”.
         Este proyecto estimado entonces en 40 mil millones de bolívares buscaba hacer navegable estos dos grandes ríos y utilizarlo como fuente de energía.
         En el Orinoco se construirían tres presas para asegurar que durante todo el año se permita la navegación casi hasta San Fernando de Apure. Los organismos encargados de llevar a cabo el proyecto, estos son, el Marnr, Mindur, y Petróleos de Venezuela, lo implementaban conjuntamente con los planes de industrialización de la Faja Petrolífera del Orinoco. En 1982 se hallaban en la etapa de planificación a fin de arrancar el año siguiente.
         Pero, ¿Cuál sería el impacto de esa gigantesca obra desde el punto de vista ecológico y social? ¿Se hacían acaso estudios ecológicos previos para prevenir repercusiones negativas a posterior? Se preguntaba el biólogo de la CVG Daniel Novoa y los profesores de la UDO J. N. Perfetti y Eduardo Jahn (los tres en la foto).
         Daniel Novoa, jefe del Departamento Pesquero de la CVG, envió una comunicación al ingeniero Germán Uzcátegui, viceministro del Marnr, sobre el asunto, recordándole que proyectos como el que se anunciaba para el Orinoco y Apure, se ejecutaron en los ríos Nilo, Nigel Zambesí, Nope, Kainji, Alambra y otros con incalculables daños al sistema ecológico.
         Sería bueno tomar en cuenta esa experiencia par que a largo plazo no tengamos que lamentarnos, nos comentó Novoa.
         Desde la Urbana hasta Barrancas del Orinoco, cinco mil hombres cabeza de familias, viven de la pesca artesanal.   Represar el río regularizaría su causal eliminando el ciclo anual inundación estiaje y cortando el proceso de fertilización de las zonas aledañas al mismo tiempo. La pesca desaparecería en forma tal ya que la mayoría de los peces efectúan largas migraciones, río arriba, hacia las áreas de desove durante el “pico” de inundación cuando hay más espacio y alimentos para las crías. Las represas serían un obstáculo infranqueable. La agricultura del estiaje también desaparecería y con ello su gran potencial, al igual que la inundación de las lagunas marginales, asiento de la producción pesquera más grande de todo el sistema Orinoco.

         El director del Centro de Geociencias del Núcleo Bolívar de la UDO, compartía la inquietud del jefe del departamento pesquero de la CVG, pero dejando en claro que el progreso no se puede detener. Si las obras son buenas para la navegabilidad y el aprovechamiento del potencial hidroeléctrico deben hacerse, pero sobre la base de un estudio integral en el que esté comprendido el aspecto ecológico. Estudiar y ver cómo debe restituírsele al río, en este caso, la pesquería y la agricultura, lo que se alteraría por la modificación del medio. El doctor Eduardo Jahn Montaubán, médico y antropólogo, veia el proyecto “Eje de Navegabilidad Apure-Orinoco” como aparentemente imposible debido a su altísimo costo y a los trastornos que causaría a la ictiofauna y agricultura ribereña. Estaba de acuerdo con el biólogo Novoa en reclamar un foro abierto sobre el tema, pues sería una desgracia que la pesquería y agricultura del Orinoco que ha dado alimentos durante siete mil años a sus pobladores se vaya a acabar a largo plazo por imprevisiones. Coincide con el profesor Perfetti en el sentido de trazar los parámetros que alteren el medio y responder a la pregunta si pueden subsanarse. De no poderse remediar habría que pensar en el dragado para la navegación continua del río y buscar más energía hidroeléctrica en otros ríos como el Caura. 

Un viaje de ensayo por el Eje Orinoco-apure


El 19 de octubre de 1986, la gabarra “Beta Géminis”, amadrinada a un remolcador bajo el mando de capitán Emiro Portella cubrió la ruta de 1.200 kilómetros del llamado Eje Orinoco-Apure en un lapso de cinco días transportando 340 toneladas de carbón coque tachirense para los altos hornos de la Planta Siderúrgica de Matanzas.       
         Por supuesto que no era la primera vez que se hacía esta travesía fluvial de un extremo a otro de Venezuela. Desde la época de la Colonia pasando por las diferentes etapas de la República se solía navegar esta ruta con embarcaciones menores. A falta de carreteras para ir de un lado a otro de nuestra geografía está, la de Apure-Orinoco, era la mejor vía, menos obstáculos, más placentero, un paisaje exuberante y un ambiente natural con dos siglo menos de maltratos.         
         Había entonces un comercio fluvial y de cabotaje muy activo que se vino perdiendo a medida que otros medios de transporte y otras vías de comunicación se hicieron más rápidos y expeditos.
         Ahora que no hay dinero y recurso suficientes para mantener y usar esos medios y vías de progreso, se estaba pensando en rehabilitar o reactivar eso que ahora se ha dado en llamar por asociación la “gran autopista fluvial Apure-Orinoco”. Una autopista que si se limpia y se cultiva podrá devolvernos el comercio y movimiento humano florecientes de otros tiempos.
         Y eso es lo que se proponía su principal gestionador, el nativo Leopoldo Sucre Figarella, ministro de estado y presidente de la CVG, aprovechando la coyuntura del coque occidental que requiere la Planta Siderúrgica. Del Táchira nos enviarían coque, pero de aquí le devolveríamos cemento, cabilla y hasta hierro en bruto para la Planta Siderúrgica que se proyectaba en el Zulia y reactivada la vía Orinoco-Apure a través de empresas fluviales que se formarían, surgirían otros renglones comerciales que se necesitan a lo largo de toda esa dimensión geográfica.
Para ese año se tenían disponi­bles 160 mil toneladas de carbón, fosfato, minerales que serán llevados desde Guas­dualito hasta Puerto Ordáz. Las posibilidades de transportar grandes vo­lúmenes de carga a través del eje fluvial Apure-Orinoco se veían entonces promisorias y dignas de inversiones. Este eje une la zona de Guayana y el Atlántico con el occidente del país, y constituye una alternativa de primer orden para absorber el incremento del transporte que se estaba generando. Su zona de influencia está conformada por la región minero-indus­trial, la agropecuaria del sur y occidente del país. También las áreas agropecuarias e industriales de los llanos centrales, oc­cidentales y la región minero-industrial de Guayana.
El Orinoco y su afluente principal, el Apure, constituían la base de un sistema de transporte capaz de comunicar regiones agrícolas, petroleras y mineras con los complejos industriales existentes en el país, impulsando el comercio exterior por el océano Atlántico.

Para dar inicio a este comercio exterior se elaboró un programa conjunto de pro­moción de exportaciones, en el Táchira y distrito Páez del estado Apure. Se firmó un convenio entre el presidente de la uni­dad de programación especial para el de­sarrollo del suroeste de Venezuela, UPE, y el presidente del Instituto de Comercio Exterior. Dentro de las cláusulas se establecía que el ICE actuaría como organismo coordinador del programa, y ejercería, entre otras atribuciones, la de dictar orientaciones que debían regir el programa de coordinar las acciones necesarias para la puesta en marcha y mejor conducción del programa; capacitar a los funciona­rios, prestar asistencia técnica, orienta­ción e información sobre comercio exte­rior a los usuarios de las regiones en cuan­to los trámites de exportación.